En este tiempo en el que me volví loco por lo retro, no paro de lamentarme de haber roto, quemado o tirado mis juguetes de la infancia. Tenía todo lo que te imagines y no me quedó nada: Rambo, Thundercats, Playmovil, Locademia de Polícia, Cazafantasmas, los de la lucha de la WWF, He-Man, por nombrarte algunos. Sí, bajón, mal. Hoy, por suerte, aunque sea a través de imágenes de internet, puedo volver a recordarlos. Pero no es lo mismo. Se te pianta un lagrimón pensar que los poseías, siendo dueño absoluto, y ya no.
Pero un día apareció mi amigo Seba, que me vio triste al contarle los que le estoy relatando y me dijo: “tengo algo que te puede alegrar el día”. El loco, con dolor por desprenderse de su pasado, me regaló el megáfono que usaba Larvell Jones, el negro que hacía voces en Locademia de Policía. Un groso. Es cierto, no me dio el muñeco, ese que abría la boca, pero me otorgó su objeto, que para mí, es un tesoro. Ese pequeño gesto va a quedar almacenado en mi memoria retro por siempre, como así también estos viejos muñecos de plástico, que para mua valen oro. ¿O para vos no?
PD: si alguien tiene algo almacenado, comente ¡y mande foto!
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